No hace mucho salió una de esas encuestas sobre quienes eran los ídolos de la juventud y a quien quería parecerse los jovenes cuando fueran mayores. El personaje más nombrado fue "Pocholo" Martínez Bordiu. No me extrañó, aunque si me pareció un poco triste.
He estado pensando en quien serían mis modelos, a quien me gustaría parecerme cuando sea mayor. En mi caso no he elegido a Pocholo, he elegido a dos personajes mucho menos famosos, pero creo que mucho más admirables.
Al primero de ellos lo encontré casualmente hace pocos meses en una ponencia a la que acudía a escuchar a Luis Huete, pero donde apareció Albert Llovera, el tipo en cuestión me pareció asombroso, extraordinario, una persona de éxito, empresario andorrano, colaborador de la Nasa y de algunos centros de investigación biomedica, deportista, piloto del mundial de Rallys, pero sobre todo una persona que se veía feliz. Con una familia y unos amigos que le quieren y le apoyan, activo, ilusionado, sonriendo continuamente. Alguien a quien admirar y envidiar sanamente.
Albert quedó parapléjico en 1985 a los 18 años, mientras competía en el mundial de Esquí de Sarajevo. Desde entonces su vida es un ejemplo de superación que nos debería enseñar mucho a todos. Es el clasico ejemplo de que lo importante no es lo que te pasa sino como te lo tomas. Y Albert a pesar de los malos momentos, que el reconoce haber pasado, ha ido superándolos uno tras otro para ir avanzando en su vida con paso firme, aunque sea en una silla de ruedas.
Meses despues descargué el documental "Las alas del Fenix" donde se repasa su vida y donde aprendí mucho sobre como superar las visicitudes con las que nos encontramos cada día.
El otro caso que me asombró, desafortunadamente no lo conozco personalmente, conocí su historía en 2003 en Documentos TV, en un reportaje titulado "La tesis de Pablo" en el que aquel muchacho, entonces de 28 años, nos contaba lo mucho que le había costado acabar su carrera de magisterio, su trabajo en el ayuntamiento de Malaga, su relación con su famila, sus amigos o las chicas. Aquellas historia no tendría nada de especial, sería una historía normal, si no fuera por que Pablo Pineda, al igual que Albert Llobera había tenido unas circunstancias bastantes diferentes a las de todos nosotros. En su caso había nacido con un problema genético y tenía, tiene, Sindrome de Down, era lo que comunmente se conoce como mongólico. Aquel chico era el primero en Europa que conseguía una licenciatura y también es un ejemplo de superación de que se debe aprender, lejos eso sí, de los modelos al uso tipo "Pocholo".Donde yo fracaso, Albert Llobera o Pablo Pineda triunfan, donde yo, que lo tengo todo a favor, me estrello, ellos, que lo tenían todo en contra, luchan y triunfan. Hay que dejar de quejarse de una vez y asumir que mi vida es mi responsabilidad y que solo depende de las decisiones y las acciones que tome, el como voy a vivirla. Al menos creo que con modelos como ellos, quizá algún día sea un poco mejor.
2 comentarios:
Bueno... me alegro de encontrarte y leer esto que has escrito. Dos ejemplos de superación personal a destacar, sin duda. Como tantos otros anónimos que en el planeta deben haber.
Participo contigo en la necesidad de abandonar la queja como constante o como recurso fácil para justificar nuestras autolimitaciones... que son las peores.
Primero gracias a tí por tu visita.
Y luego una reflexión, porque pese a saber que la queja no lleva a nada y nos hunde más aún en nuestros problemas, las mayoria de las veces infimos, si los comparamos con los de millones de personas que realmente están pasandolo mal. Pues pese a eso, y a saber que la queja no ayuda en nada, yo al menos, me descubro una y otra vez haciendo eso mismo que sé que no me aporta nada, todo lo contrario.
Y es que es mucho más fácil saber lo que tenemos que hacer que llevarlo a la practica. En fín seguiremos intentándolo.
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