27 octubre 2008

Overflow

No sé si la metáfora sirve para definir mis sensaciones. Pero estás son de aceleración, velocidad, prisa, no sé si estrés, no llega a angustia pero no acaba de ser de satisfacción plena.
Es esa sensación de llego tarde a todas partes, no acabo nada de lo que empiezo, a ver si acabo el libro que tengo a medias (por cierto la semana pasada acabé 3), que hago que nos escucho y copio ese CD que me dejaste o porque no acabo de sacarme de encima ese documento que me lleve a casa para leer un fin de semana de estos.
Y a cambio, no paro, sumo continuamente cosas, no sé si las adecuadas pero voy sumando a todo. Y cuando por momentos me encuentro parado va y me encuentro en medio del vacío, como si me hubiera quedado al pairo y no llegará ningún viento.
Ahora, sin ir más lejos. Hacia días que no escribía, y no sé muy bien de que escribir, tampoco me encuentro con fuerzas o ganas de enfrentarme al folio en blanco. Lo hago casi solo por que toca y, por otra parte deseando acabar para seguir haciendo no sé que cosa que me va a llevar más allá.
Y sabes, sé que no puedo dar marcha atrás al reloj. Pero a veces me gustaría poder formatear mi disco duro, volver a instalar el sistema operativo y que al menos todas esas aplicaciones residentes que no hacen más que ocupar ciclos de CPU desaparecieran. Me temo que conociéndome no tardaría en volver a tener mi RAM cargada de software que competiría por mi CPU. Y no obstante se que mi unidad aritmético-lógica da más de si, creo que el asunto pasa por que la unidad de control gestione mejor (esto es un resquicio de mi pasado informático, que le vamos a hacer).

03 octubre 2008

Incomodidad

Pues si, me incomoda tu presencia, te repudio, prefiero no verte, no necesito hacerlo, me siento angustiado ante la sola idea de cruzarme contigo, me traes demasiados buenos recuerdos como para que sea soportable estar cerca de ti.
Y si, podría ser más elegante y disimularlo, pero no me da la gana comportarme hipócritamente si no me siento bien estando a tu lado, al menos no me apetece disimularlo.
Y no, claro que no es culpa tuya, soy yo el que se siente mal por aquello que pasó, hace ya tanto tiempo, que ya no recuerdo exactamente, ni lo que fue, ni porque estoy enfadado. Pero esta es la realidad, que mis contradicciones me marean, deseando no encontrarte tras la puerta y que no te sientes a mi lado pero esperando que lo hagas para mostrarte mi desdén.
Porque, después de todo, te echo mucho de menos, y no soy tan buena persona como tu crees.