La semana pasada despedí, es un decir, a mi Coach. Si, yo soy uno de esos tipos raros que hace coaching. Ciertamente ha sido un proceso muy enriquecedor, que durante tres años, un tiempo demasiado amplio para un proceso de coaching, me ha llevado desde la sima de la ignorancia y la desesperación a una pequeña cumbre de sabiduría y esperanza.
El proceso ha tenido diversas etapas, que pese a tratar todas y cada una de las áreas de mi vida ha llevado a particularizar cada una de estas etapas.
El primer año trabajamos sobre todo la parte emocional y de valores, lo más profundo y en él cambié o me cuestioné todos o casi todos mis paradigmas vitales. Fue una etapa de aprendizaje profundo, de descubrimientos, de autoconocimiento, de sorpresas y por supuesto de rápidos resultados. El más impresionante sin duda mi cambio en la gestión de los espacios y el orden. Pasé de ser un desastre, con montones de papeles y trastos por todas partes, a no poder convivir con el caos, y necesitar dejar todo continuamente ordenado para estar en paz conmigo mismo. Además por supuesto mi enfoque hacia la vida cambió radicalmente y puedo decir que desde entonces cada día es el mejor de mi vida.
El segundo año lo dedicamos a la salud y el deporte. Fue la época en que adelgacé sustancialmente, aprendí a nadar, salía al monte varias veces por semana y a correr casi todos los días e incluso corrí algunas carreras populares, tristemente esta progresión se paró con mi rotura de menisco, pero la he retomado para ponerme al día de nuevo.
El último año ha sido el de las relaciones, hemos trabajado en todos los ámbitos tanto sentimentales de pareja como con amigos, haciendo un trabajo consciente y concienzudo en este aspecto. Desde luego los resultados también han sido sensibles con mejoras sustanciales. Estoy más seguro, pese al descalabro de principios de año con el hada, ya casi olvidado y desde luego trabajo mi red de amigos de una forma asombrosa que ha permitido desde recuperar viejas amistades a incrementar la cantidad y la calidad de las nuevas. El punto cumbre ha sido sin lugar a dudas mi fiesta de 40 cumpleaños que reunión de una tacada a muchos de ellos.
Después de esta mirada retrospectiva creo que la decisión de contratar a José Pedro ha sido una de los mayores aciertos de mi vida. Después de acabar con él el proceso lo sigo solo.
¿Y ahora que? Pues ahora tengo toda la vida por delante, una vida esplendorosa, que voy a llenar de experiencias y felicidad. Para empezar, este año voy a dedicarlo especialmente al área económica que he tenido tradicionalmente olvidada, sin desentenderme de todo lo demás. El objetivo es que no sea el dinero, o la falta de él, lo que me prive de hacer lo que quiera con mi vida. En definitiva, es un recurso más que como el tiempo, o el espacio he de aprender a gestionar mejor.
Y luego más, con todo lo que sé y con lo que soy capaz de hacer, ahora mismo me siento imparable. ¡Rumbo al éxito!
No hay comentarios:
Publicar un comentario