Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.
Quejoso de mi fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?
Piadoso me has respondido.
Pues, volviendo a mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías,
las hubieras recogido.
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.
Quejoso de mi fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?
Piadoso me has respondido.
Pues, volviendo a mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías,
las hubieras recogido.
1 comentario:
Acabo de visitar tu blog, como siempre impresionando de lo que puedo leer allí. La cita de Calderón cuadra perfectamente con mi curso de profundización. En enero vamos a ver probablemente, "La vida es sueño"
en Múnich. Mientras tanto, me ocupo, entre otras cosas, con el "Fausto"
de Goethe, y nunca me he sentido tan atraído por la obra como hoy. No, no temas nada de pactos con el diablo ni nada; pero el sentimiento de ser un extraño en este mundo se ha profundizado.
Leyendo los textos del blog, se me han ocurrido dos poesías, no sé si las cito correctamente:
El Cid de su casa por la mañana sale
para saludar a su amigo Menéndez Pidal.
Por una senda van
las vacas y las penas.
Las penas son las mías,
las vacas son ajenas.
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