25 diciembre 2007

Coacciones.

Me encuentro a Sandra y hablamos. A Sandra apenas la conozco. Me cuenta que ha leído lo que escribo por estos lares y que le ha gustado, que es muy poético y tiene mucha sensibilidad, dice.
Me sorprende y me halaga. Hay algunas entradas que percibo como mejores que otras, pero tambien reconozco una importante irregularidad. De todas formas y aunque me esfuerzo por que lo que escribo tenga cierto valor literario sé que es imposible. Unas veces es el tema el que no lo permite, las más mi propia capacidad, ¡alto!, no es que me minusvalore, pero soy consiciente del uso del lenguaje que hago y de mi pobreza, relativa, claro, tanto creativa como de herramientas.
No quita que a algunos de los que leéis esto habitualmente, ¡gracias!, os interese por diversas razones. Supongo que a los más porque me conocéis y me imagino que de una u otra manera os interesa lo que hago o lo que pienso. Otros, habeis llegado por casualidad y no acabo de entender porque volvéis regularmente, con la de naufragos que hay en el océano internet. A todos os agradezco vuestro tiempo y vuestros comentarios, publicados o personales.
Pero que sepáis que me estáis coartando, si, no lo hacéis aposta, pero es así. Cuando solo escribía para mi, no tenia problemas, publicaba lo que me apetecía, sabía que nadie, o casi nadie, me leía, y por tanto no me autocensuraba.
Ahora me encuentro muchas veces cohibiéndome. Me descubro evitando hablar de algo que me apetece por que sé que a alguno de los que me leéis les puede afectar, de una u otra manera.
Me cuestiono si esto es lo que quiero, o si me debería importar. Si, ya sé, siéntete libre, escribe lo que sientes, de lo que quieres. Ja. ¡Y una mierda!. La mitad de las cosas de las que escribiría afectarían seriamente a mi vida y a la de los que me rodean. Es como el anuncio ese que están poniendo en televisión, que una niña pide el deseo de que se acabe la mentira en el mundo, y el resultado es que su familia se despelleja sin piedad en la comida de Navidad.
Mientras tanto escribo con circunloquios, con ambigüedades, cuyo único problema es mi propia incapacidad de encontrar las ideas adecuadas, y que por otra parte ocasiona curiosas confusiones en los que me conocéis. Un consejo: No todo es lo que parece ya que los hechos y personajes de esta obra no están basados en hechos y personajes reales, cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.

No hay comentarios: