Engarzo unas risas con otras y una anécdota a otras, tú y yo disfrutamos juntos del sonido de nuestras carcajadas y cuando estamos juntos tropieza tu cabeza con la mía y cada recuerdo desgranado es un canto a nuestra historia compartida.
Hace nada que no éramos nadie el uno para el otro y hoy tenemos un mundo solo nuestro que nos une en el pasado y nos proyecta en el futuro. Encuentro fantásticos tu brincos e imprescindibles tus mordiscos.
Allá San José toca su guitarra, Monteverde muestra ocultas su trampas y Tortuguero sus desoves y en cada rincón de mi memoria un trozo tuyo acompaña la aventura deshojada.
Y hoy que la suerte nos ha sonreído y ha querido que seamos juntos afortunados con el premio del olvido, me encuentro saboreando tu ojillos vigorosos y tu dialéctica desbocada y añorando aquellos ratos donde, tan lejos de todos y tan cerca del paraíso, eramos todo el uno para el otro.