04 mayo 2008

Seguir el camino

Va a seguir su camino. ¿Y que esperaba? No me sorprende, pese a nuestra declaración de vivir el presente sabiendo que acabaría pero aprovechando cada momento. Es tan difícil vivir el día a día. Uno vive instantes de felicidad, efímeros eso si, y en vez de gozarlos, disfrutarlos, recordarlos y solazarse con ellos, nos traen la infelicidad en los momentos que no son como esos. Curioso al menos.
Cuando esperamos conquistar la luna o llegar al fin del mundo, cualquier otra cosa nos parece poco. Casi nunca disfrutamos de lo que tenemos porque cuando está en nuestra mano, ya estamos pensando en otra cosa y somos como niños que una vez tienen el juguete con el que soñaron, lo abandonan para llorar pidiendo el siguiente. Vivimos anhelando alcanzar la felicidad y no somos capaces de darnos cuenta que la felicidad no es un lugar al que llegar sino un camino que recorrer.
Faltó amor, al menos por mi parte. Me dijo que si se enamoraba lo dejaría, supongo que ha llegado el momento, necesita más y yo no se lo puedo dar. No ha sido suficiente el cariño, el respeto, la amistad, la confianza y sinceridad o los retazos de pasión. No, faltó amor. Y al final no pudimos cumplir nuestras promesas.

Y ahora a seguir su camino, ¡Como si antes no lo estuviera siguiendo! Espero no haberle hecho demasiado daño, pese a todas mis cautelas, creo no haberlo evitado.
¿Y yo? Estoy triste y dolido, ¿como si no? A nadie le gusta sentirse rechazado, y si, quizá no me ha rechazado, era lo esperado, tarde o temprano, no ha habido sorpresas, pero no lo había imaginado así. Fui ingenuo a creer lo que decía, aunque fuera sin maldad y para hacerme sentir bien. Debí adivinar que no tardaría en romperse.
Pero esta sensación pasará y, al menos, recordaré con alegría aquellas tardes de domingo llenas de caramelos.

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