11 marzo 2008

Tacaño

Tampoco es que presuma de generoso, pero me descubro tacañeando por los rincones. Si, es verdad que intenta robarme besos y abrazos furtivos, y yo en cambio escatimándole una caricia. No me siento a gusto tratándola así, es cierto que por momentos me encanta hacerla sufrir un poquillo, y más cuando sabe que conseguirá lo que quiera de mi. Pero tampoco es que me guste verla sufrir.
Y es cierto que me agrada, me halaga que me suplique, y creo que a ella le encanta hacerlo, sé que le gustan los retos, pero este se lo estoy poniendo complicado.
No sé muy bien la razón, quizá no quiera darle todo lo que más tarde pueda echar de menos. Sé que es un error, por que poner la venda antes de hacerse la herida nunca fue una buena estrategia.
Sigo empeñado en no hacerle daño y quizá con ello lo único que consigo es no hacerla feliz negándole lo momentos que podrían llevarla más allá y entregarle una dicha sublime, aunque solo sea temporal, pero, ¿Hay acaso algo imperecedero?
Me muestro cicatero y roñoso por momentos, con algo que además no me debería costar nada entregarle, al fin y al cabo hemos dejado claras las condiciones y ambos estamos aquí conociendo la reglas del juego, y donde no hay engaños no hay desengaños. ¿O si?

No hay comentarios: