14 marzo 2007

Restañar las heridas

Que poco dura la alegría en la casa del pobre.
Pese a todo no estoy triste, no lo puedo estar. Ha sido maravilloso compartir esos ratos con ella, solo me llevo cosas buenas. ¿Y que se ha acabado? ¿Y que? Ya sabía que se iba a acabar. Todo se acaba. Cuando empezó, ya le dije que esto se acabaría. Ella se sorprendió.
Saber que las cosas se acaban, te da perspectiva, te obliga a vivirlo a tope: porque sabes que el despertador sonará y el sueño de repente se ha ido. Quizá podía haber aprovechado un poco mejor el tiempo, pero he hecho todo lo que estaba en mi mano.
La he querido con toda mi alma. Me consta que ella a mí también.
Solo tengo cosas que agradecerle. Cada minuto, cada gesto, cada caricia, cada beso, cada recuerdo tengo que agradecerselo. Llevaré su olor el resto de mi vida impregnándome, su risa, sus ojos, su sabor, su frescura.
Me apena no haberla convencido de que se dejara ayudar. Me apena que se hay dejado ayudar por otros y no por mi, no sé si le hubiera podido hacer algún bien, pero no he podido ni intentarlo.
Puede que nuestros caminos se vuelvan a cruzar, en cualquier caso solo me queda restañar las heridas y volver al combate. Lo haré rápido, como toca, porque lo importante no es ganar o perder, es seguir luchando. En esta batalla he dado todo lo que tenía, estoy contento por ello.
La vida sigue y el próximo combate esta presto.
Hasta siempre Reina y gracias por todo.

No hay comentarios: