No sé si la metáfora sirve para definir mis sensaciones. Pero estás son de aceleración, velocidad, prisa, no sé si estrés, no llega a angustia pero no acaba de ser de satisfacción plena.
Es esa sensación de llego tarde a todas partes, no acabo nada de lo que empiezo, a ver si acabo el libro que tengo a medias (por cierto la semana pasada acabé 3), que hago que nos escucho y copio ese CD que me dejaste o porque no acabo de sacarme de encima ese documento que me lleve a casa para leer un fin de semana de estos.
Y a cambio, no paro, sumo continuamente cosas, no sé si las adecuadas pero voy sumando a todo. Y cuando por momentos me encuentro parado va y me encuentro en medio del vacío, como si me hubiera quedado al pairo y no llegará ningún viento.
Ahora, sin ir más lejos. Hacia días que no escribía, y no sé muy bien de que escribir, tampoco me encuentro con fuerzas o ganas de enfrentarme al folio en blanco. Lo hago casi solo por que toca y, por otra parte deseando acabar para seguir haciendo no sé que cosa que me va a llevar más allá.
Y sabes, sé que no puedo dar marcha atrás al reloj. Pero a veces me gustaría poder formatear mi disco duro, volver a instalar el sistema operativo y que al menos todas esas aplicaciones residentes que no hacen más que ocupar ciclos de CPU desaparecieran. Me temo que conociéndome no tardaría en volver a tener mi RAM cargada de software que competiría por mi CPU. Y no obstante se que mi unidad aritmético-lógica da más de si, creo que el asunto pasa por que la unidad de control gestione mejor (esto es un resquicio de mi pasado informático, que le vamos a hacer).